La Locura Poética

Un poeta invita a beber de su locura, a no perecer olvido alguno, vivir tal poema, ser el poema, volar sobre el límite de las transgresiones, tal si fueras una nube.  Un poeta ama de diferente manera. No existe la calma en sus versos, aun diga que olvida. Todo es fuego y sonido. Un poeta atraviesa tiempos, espacios, solo para renacerte en cada palabra concebida, como un milagro casi. Y es que lo imposible no existe en la piel de un poeta enamorado de un sueño con ojos de mujer.

Luz María López

Luz María López

 

Al despertar un lunes

una lágrima se escapa
¡qué sé yo su razón de ser! 
es preciso dejarle fluir, 
acaso esta sí entienda
el porqué de su propia prisa.

tal vez un día cualquiera
decida confesar algún secreto, 
pueda yo por fin entender
que un llanto es a veces
tan inexplicable como el sentir
que brota de los ojos
y se hace agua al caer.

 

Lapsus Calami

extraño placer
desafiar emociones
lanzarlas al viento,
errático - ferviente, 
desabrigando estrecheces
exorcismos de cristal

sonreír
- quedamente - 
la benévola certeza
arraigándose en el pecho
brotando nuevas raíces
peregrinas - pulsátiles

concebir un olvido
arrebatándole al absorto
tiempo sus muertas
llagas

abrir la puerta
lisonjear otros fuegos
retoñar en ellos…
cicatrizar.
 

 

Al despertar un lunes

una lágrima se escapa
¡qué sé yo su razón de ser! 
es preciso dejarle fluir, 
acaso esta sí entienda
el porqué de su propia prisa.

tal vez un día cualquiera
decida confesar algún secreto, 
pueda yo por fin entender
que un llanto es a veces
tan inexplicable como el sentir
que brota de los ojos
y se hace agua al caer.

 

Carnal

imposible habitar emociones
ofrecidas a manos de efímeros sueños
esas que anidan con roces perfumados
amaneciendo esperanzas baldías
no deseo la quimera de un amor
ningún tiempo atesorado
en espontáneos olvidos
pretendo un reto real
¡ carnal !
estallando en la noche de mis días
reconociéndose en mi piel
tal cuando rompe un capullo
apenas color y aroma
primacía de una flor.

 

Catarsis para sobrevolar el tiempo

¡no siempre escapamos!
las más veces elegimos
empapelar historias
en el estridente espacio
que nos habita

acorralar silencios
hurgar cada acto
que amedrente
con voces y memorias
irrumpir calles
habitadas ya
por fantasmas

situadas frente a la
mirada tal altar de
misericordias expiradas
-inútil rezo-

en el límite del sentir:
revalidar
desafiar
ultimar verdades
en íntima defensa
del yo sentenciado

purga expiatoria.

 

Mirando hacia afuera

una mujer así,
agigantada en la calma
de no ser su propio derrotero,
ha domesticado ya los golpes
del destiempo

una mujer así,
palpita a contragolpes,
mas logra fluir tan etérea
como la luz por entre
los cañaverales

una mujer así,
apenas habla,
cuando sentencia
solo suma olvidos

una mujer así,
desaloja tus pasiones
¡y ante tus ojos estalla! 

 

En un minuto de vida
 

a desgajo
en la piel un llanto dulce
que canta feliz sin tener voz
se mece taciturno en la idea del beso
arrimado al velo de los ojos
que solo ven lo que quieren
ajenos al viento que juega
a ser el desliz de una falda
en la mansedumbre de un espasmo
ruge la carne
que no entiende lejanías
como si de vivir se tratara
cuando lo que clama
no es el verso ni la savia
sino el eco ya fenecido.

 

Hoy

un hombre camina solo
sus pasos caen sobre la arena del mar
a lo lejos lo adivinan mis ansias
nada sé de su aire
y aun no me inquieta su silueta
va trazando huellas tras de sí
las olas las disipan, irreverentes ante mi atisbo
sin pasado alguno van quedando sus minutos
tan ajeno a mi latir, respiramos el mismo sueño
dirige su destino hacia el horizonte
donde todo es posible
al borde de un secuestro
siempre habita alguna magia
amaneceres nuevos
hitos de paz
que nacen cuando inicia un beso
casi extraño
pero conocido ya
tan inevitable como las profecías
que dictan dónde y cuándo
anida el amor
en tus ojos.

 

Rosales

no siempre que se despierta
se amanece a un nuevo día
tantas veces imaginamos dormir sobre
las sombras que nos atestiguan
mas luego nos sorprenden cobijadas
bajos nuestras firmes extrañezas

no hay silencio que amordace
los turbulentos reflejos que
se enraízan sobre el latido constante
de nuestra quebrantada mirada

acaso sueñas que un día cualquiera
habrá magia, soles nuevos para tu alba
y te acoges a la sonrisa, apuras el paso
siembras flores, le imploras a Dios

de pronto todo luce diferente
desempolvas el pecho, imaginas andar
sobre rosales perfumados que no se
mutilan al golpe de tus torpes pasos

el amor es siempre una somnolencia
el tiempo diluido en un cierto sopor
que arremete pasional y clandestino,
como un miraje

apenas logras salvarte
de la ilusoria risa que indudablemente
carga estíos de otras historias
tan ajenas a la tuyas pero tan
como las propias

quien ha dicho que la vida
es una tribuna de dolores, ya supo
hurgar con manos desamparadas
por entre los rosales.